martes, 9 de julio de 2013
LA PRIMAVERA BESABA
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
Autor del poema: Antonio Machado
Distancia
Reconocer el deseo, el desvencido acto de tanto concebir
que, ahora, resuelta empalagoso,
no por abundancia, sino por desilusión.
El cuerpo no se reconoce, mas bien el despojo, la laxitud en
los labios y en los montes la ausente consistencia.
Antigua distancia en el dormido atado a su madriguera
de fantasmas
como el fragor de una posibilidad que el fuego consume
y entreve un cuerpo distante donde tus ojos desmiente
la pasion enardecida, hoy, mujer en el otra alma, es deposito de
alas terriblemente rotas
Por: Victor Bido
que, ahora, resuelta empalagoso,
no por abundancia, sino por desilusión.
El cuerpo no se reconoce, mas bien el despojo, la laxitud en
los labios y en los montes la ausente consistencia.
Antigua distancia en el dormido atado a su madriguera
de fantasmas
como el fragor de una posibilidad que el fuego consume
y entreve un cuerpo distante donde tus ojos desmiente
la pasion enardecida, hoy, mujer en el otra alma, es deposito de
alas terriblemente rotas
Por: Victor Bido
Pajarero Mistico
Ya suena el vuelo.
Se aproxima el ave hambrienta de suenos.
Nada puede omitir la orquestacion de la luz por los aleros.
Rito ante la inmaculada luna en un cielo dormido.
Ya el pajarero exhibe los colores de las aves muertas,
de metálicas plumas en la trastienda.
Algo se alborota en la orfandad del aire sagrado.
Ellas cantan, otros duermen.
En la mañana,
cada quien interpretara la sonata según su aljibe;
cada uno retornara, en ausencia de la médula del canto,
al camino o a la reminiscencia del equipaje conjurado.
El pajarero regresara
cuando la luna muestre los encantos de la ciudad perdida.
Por: Víctor Vido
Steve Abud
Se aproxima el ave hambrienta de suenos.
Nada puede omitir la orquestacion de la luz por los aleros.
Rito ante la inmaculada luna en un cielo dormido.
Ya el pajarero exhibe los colores de las aves muertas,
de metálicas plumas en la trastienda.
Algo se alborota en la orfandad del aire sagrado.
Ellas cantan, otros duermen.
En la mañana,
cada quien interpretara la sonata según su aljibe;
cada uno retornara, en ausencia de la médula del canto,
al camino o a la reminiscencia del equipaje conjurado.
El pajarero regresara
cuando la luna muestre los encantos de la ciudad perdida.
Por: Víctor Vido
Steve Abud
Monologo del Viajero
I
Siempre habra y no acaba cuando el viajero salda su
racion de distancia.
Horadar el aire y por la puerta apenas el equipaje, sin
embargo,el peso nos hace pensar en el transito.
Se celera el paso. Urge el fuego de la presencia en la cima y
quema de la mirada erguida de soledad polvorienta.
Siempre un alma desciende al corazon hambriento.
Todo Comenzo al vacar por la duda, por encontrar el aire del
poniente que naugraga en otro horizonte apenas presentido
para cada viajero
una sombra en la hora de silencio que manifiesta
la absoluta emigracion de los ensueños.
No hay destino si no la irrelevante razon de todos los destinos
donde la puerta esconde otra puerta,
donde el oasis retorn en el infinito del alma
Cada viajero es la creacion misma.
II
El vuelo origina otro en el agujero de la mirada, y, en pronta
hazaña, doblega todo intento
de forjar el instante del silencio amado. Muy aqui, en este
tomar la sombra,se oye venir la embarcacion y se palpa el
hueco del ave el florido portal del regreso.
Siempre habra y no acaba cuando el viajero salda su
racion de distancia.
Horadar el aire y por la puerta apenas el equipaje, sin
embargo,el peso nos hace pensar en el transito.
Se celera el paso. Urge el fuego de la presencia en la cima y
quema de la mirada erguida de soledad polvorienta.
Siempre un alma desciende al corazon hambriento.
Todo Comenzo al vacar por la duda, por encontrar el aire del
poniente que naugraga en otro horizonte apenas presentido
para cada viajero
una sombra en la hora de silencio que manifiesta
la absoluta emigracion de los ensueños.
No hay destino si no la irrelevante razon de todos los destinos
donde la puerta esconde otra puerta,
donde el oasis retorn en el infinito del alma
Cada viajero es la creacion misma.
II
El vuelo origina otro en el agujero de la mirada, y, en pronta
hazaña, doblega todo intento
de forjar el instante del silencio amado. Muy aqui, en este
tomar la sombra,se oye venir la embarcacion y se palpa el
hueco del ave el florido portal del regreso.
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